Un amigo me invitó a hacer un seminario de potencial con Jorge. Y durante la primera práctica sentí que por fin había encontrado lo que tanto anhelaba. Una exhalación profunda me lo confirmó.
El espacio de la práctica era hogareño, sin sitios establecidos, donde la exploración personal era bienvenida.
¡Para mí fue un soplo de aire fresco! La pasión se apoderó de mí.
Experimenté una forma sencilla de explorar mi cuerpo, de quererlo, de dejar que él encontrara su camino. Sentí el poder del movimiento consciente, de la espera…
Después llegó la formación en estiramientos. Recuerdo momentos de ansiedad, quería aprender rápido y todo y también recuerdo las palabras de Jorge: llevo veinte años de formación, dejad que os enseñe bien y al ritmo adecuado.
Con el tiempo comprendí su mensaje: la verdadera transformación personal requiere tiempo y experiencias.
Con cada seminario, con el apoyo del grupo y con las nuevas herramientas que Jorge me ofrecía, mi cuerpo florecía desde el amor.
Jorge no solo nutría mi cuerpo con el trabajo corporal, lo hacía también a través de la palabra.
¿Cómo podía ser que el lenguaje tuviera tanto poder?
¿Cómo podía una pregunta despertar tanto en mí?
Ahí comprendí realmente el poder del lenguaje y desde entonces sigo fascinada con él.
Descubrí a mujeres como Elsa Gindler, Thérèse Bertherat, Françoise Mézieres, Charlote Selver… Todas ellas con una sensibilidad excepcional, dispuestas a explorar nuevos conceptos, sin miedo a trabajar el cuerpo desde otro paradigma de los que fueran sus contemporáneos.
Ellas son mi linaje y me hacen sentir segura y orgullosa del trabajo que realizo.
Si el curso de estiramientos fue bueno, el trabajo con el potencial corporal fue extraordinario.
Con cada seminario el trabajo se volvía más profundo. El grupo crecía y el sostén que éste ejercía se hacía más resistente. No importaba el viaje, ni el dinero ni las incomodidades de estar fuera de casa.
Hoy por hoy sigo estudiando y explorando con mi grupo y mi Maestro.
Hoy solo tengo palabras de agradecimiento hacia ellos por sostenerme y apoyarme, por estar ahí siempre.
Ambos métodos me han cambiado el cuerpo, han abierto mi mente y mi corazón. Ellos me han conectado con la conciencia en estado puro, con el poder que ésta tiene.
Gracias Jorge, gracias por tu humildad, gracias por mostrarme tu vulnerabilidad, gracias por tu ternura.
GRACIAS.
M.R.